jueves, noviembre 25, 2010

Ordenémonos

A ver, como dijo Jack el destripador, vayamos por partes.
Sentémos una serie de premisas:
  • Quiero escribir algo aqui.
  • Tengo necesidad de escribir algo aqui.
  • Necesito soltar mierda por algún lado.
Si partimos de esa base llegamos a la siguiente solución: ESCRIBE!!
¿Pero sobre qué? Interesante pregunta.

Podríamos escribir sobre cómo va el mercado de la patata en Indochina, pobrecitos, pero creo que es demasiado impersonal.

Podríamos también escribir sobre mis sentimientos. Si, tengo de esos, y muchos. Pero creo que es algo demasiado personal, aunque la gentuza que me lee son de ese selecto grupo al que le importo lo suficiente como para saber que esto existe, así que pasaremos a considerarlo como un posible guión.

También sería una posibilidad el hecho de que nos preguntáramos por qué hablo en plural cuando estoy yo sólo en mi cuarto delante de blogger. Vale, soledad, otro tema interesante.

Quizás sería bueno hablar de eso que sólo tu y yo ( y esta vez el tú no es un desvarío propio, si no una persona) sabemos, eso que tantas veces hemos hablado en secreto que tenemos desgastado en nuestro paladar el significado de las palabras como querer, echar o menos. Tercer posible guión, secretos.

El ansia compulsiva de arreglar cosas físicas (hoy un iPhone (R.I.P.) una Xbox y una PS3) creo que podría ser eso, una búsqueda de desahogo. Otro tema!

A ver, a ver, déjome pensar... Una opción nada desechable sería hablar de sueños. Tanto en el campo de lo que sueño como en el de por qué no consigo dormir lo suficiente.

No, definitivamente el tema estrella es otro, creo que es una mezcla de todos los anteriores (menos el de la patata, quizás deba investigar por qué tiendo a quitar hierro al asunto con coñas absurdas cuando me acerco a algo peligrosamente doloroso).
Creo que podría hablar de el cómo mis sentimientos me empujan a un lugar (metafórico) donde no me siento solo, pero como es un secreto, con el que realmente ni quiero ni puedo desahogarme con nadie, solo me resta intentar que no se quede en eso, un sueño.

Esta vez, sin mensajes secretos, ni bromas, ni segundas intenciones, ni metáforas. Leelo con mi voz, pero sin el tono de burla de siempre. Leelo con mi voz triste, que existe, y dice: Lo siento, me rindo, te quiero.